Iphone
En cualquier punto del mapa, donde
hubiese mar, podría haber sucedido este hecho. Esa mañana de Lunes me levanté
como cualquier día, salvo que me olvidé de cargar mi celular la noche anterior.
Ya estoy cansado de que estos aparatos no den soluciones útiles y compliquen la
vida.
Fui a la central de investigaciones,
donde trabajo, y nos enviaron a investigar el secuestro de una adolescente en
un pueblo a orillas del mar.
En ese tiempo el secuestro era algo nuevo
para nosotros, nunca habíamos tenido casos tan complicados en nuestro pueblo,
es más, el caso más cercano a secuestro que tuvimos fue el día que se perdió
Frida, la perra de la señora Hotkins, la dueña del almacén.
Cuando llegamos a la comisaría zonal, el
comisario Blesing ya tenía a dos sospechosos bajo arresto, eran amigos. Uno
trabajaba alquilando lanchas en el muelle, se llamaba Peter y su amigo Tomy era
un chico con mucho dinero, hijo de los Johnsons, dueños del hotel que estaba en
la isla Sunset a unos kilómetros mar adentro. Ambos tenían 19 años y según
testigos fueron los últimos en ver a Alice Sheppard, la chica desaparecida.
En otra habitación se encontraban Donald
y Mary, los padres de la desafortunada adolescente, estaban llorando y
abrazados en un sillón marrón de terciopelo, bastante sucio y descuidado. Solían
estar en ese estado todos los muebles de la comisaría.
Lentamente me acerqué a los padres de
Alice y les hice las preguntas de rigor, a veces siento que todos me miran como
si estuviera loco cada vez que realizo el protocolo policial. Donald un poco
enfadado me pidió que la encontrara lo más rápido posible, no quería sufrir
otra pérdida en la familia. Cuando Donald terminó de rogarme que encontrara a
su hija abrí el expediente y observé una foto de Donald, Mary y dos niños junto
a ellos, supuse que la joven rubia de ojos azules era Alice, no es que sea un
gran detective pero llegué a la conclusión porque el otro niño de la foto era
varón y de unos 9 años. Les consulté quién era el niño del retrato… y Mary,
casi llorando, me dijo que era Xavier, el hermano de Alice, quién había
fallecido dos años atrás a causa de una enfermedad en la sangre. Mi mente
comenzó a divagar en ese instante haciéndose eco de las palabras de Mary, mi
corazón empezó a esponjarse y mi garganta parecía una tubería atascada sin
poder siquiera tragar saliva. El destino y la vida muchas veces parecen
ensañarse con las personas equivocadas. Me sentí de pronto en la obligación de
decir algo inteligente y tranquilizador.
-
¿cuándo fue la última vez que
vieron a su hija? - , maldita sea, se me pudo haber ocurrido otra cosa más
inteligente para decir.
- El viernes a la tarde - me dijo la
madre
- Iba a casa de una amiga a prepararse y
luego saldrían a bailar en una disco cerca del muelle - concluyó Mary.
En ese instante me di vuelta, les dije
que si podían se fueran a descansar un rato a su casa y que yo me encargaría
del caso. Que idiota que soy! Me voy a poner a creer que estas personas quién
hacía dos años habían perdido a su hijo y desde hace tres días no veían a su
hija iban a poder descansar. No debí haber desayunado café negro esa mañana.
Antes de salir de la sala de espera,
Donald me dijo que todo era por su culpa, que él debía haberla protegido más y
que no era buen padre. La mañana me daba la oportunidad de retractarme de la
idiotez que había dicho hace un rato y pensé nuevamente en decir algo
inteligente y tranquilizador.
- Ustedes no
tienen la culpa de nada, en todo caso esos muchachos sentados en la sala de
interrogatorio son los culpables – dije. Esta vez creo que acerté en las
palabras.
Mary me tomó del brazo y antes de salir
me dijo que Alice es una buena chica, es la primera en su clase y está en el
equipo de natación del colegio. Donald afirmó y se quejó de nuevo.
-
Perdí años tratando que sea
la mejor en la piscina del colegio y obligándola a mejorar sus técnicas de nado,
por que no aproveché ese tiempo para estar con mas con ella compartiendo un
helado o una hamburguesa- sentenció Donald y se echó a llorar.
Bajé la cabeza, me acomodé la corbata y
luego los miré a los ojos nuevamente:
-
sean pacientes, voy a
traerles a su hija de vuelta- les repetí
Salí de la habitación hacia la sala de
interrogatorios número uno, en el pasillo iba recordando la foto de los
Sheppard, en esa foto se podía disfrutar sus caras de felicidad, la cara
sonriente del niño con su hot wheels en la mano y la de Alice con su reloj rosa
de Hello Kitty y su vincha naranja. De nuevo me fastidié con la vida y sus
sorpresas.
Ingresé a la sala de interrogatorios, era
un lugar vacío, las paredes eran de un amarillo opaco y había una cámara de
video y un gran espejo en una de sus paredes, también, había una mesa cuadrada
color roble y dos sillas, una era para mi. Sentado del otro lado de la mesa
estaba Tomy, el chico millonario. Vestía una camisa azul a rayas y un pantalón
vaquero, cómo todos los chicos de su edad, era rubio, muy blanco de piel y con
un aro en una de sus orejas. Sus ojos eran muy claros y su miraba era tan
intimidante que hasta a mi me daba miedo y pavor. Su sonrisa burlona y confiada
me ponía en un escenario complicado y provocador, supuse que no seria fácil
sacarle información a este muchacho.
Comencé preguntando por Alice y su
relación con ella, él sonriente dijo que era una muchacha muy fogosa y
atrevida, se sonrió nuevamente y me miró a los ojos. Mi ira comenzaba a
llamarme, pero tenía que controlarlo, yo era el adulto, es más, yo era el
policía.
Pasé cuatro horas y veinticinco minutos
interrogando a Tomy, no pude inculparlo por nada, es más, se dio el lujo de
pedirme su iPhone para mostrarme fotos de él con Alice. Realmente este muchacho
me molesta.
Salí de la sala de interrogatorio uno y
me dirigí a la número dos, en ese lugar estaba Peter, el de la casa de alquiler
de lanchas. A diferencia de Tomy, Peter, era más sumiso y de un perfil más
accesible, su terror y miedo al ridículo me hacía pensar que estaba más
implicado que el otro muchacho. Peter estaba vestido con una remera y un
chaleco. También tenía unos vaqueros. Con él estuve menos tiempo, alrededor de
una hora y media, saqué en claro solamente que su relación con el otro sujeto
es de hace mas de 10 años y siempre fue el patiño de Tomy. Pero todavía no pude
saber dónde tenían a Alice.
Me reuní con el comisario Blesing y
presenté mis perfiles de los acusados, casi nunca me equivoco en los perfiles, pero
aún no podía saber dónde estaba Alice.
Blesing me preguntó que tenía hasta ese
momento, ¿que había sacado en limpio?. Básicamente le comenté que los dos
sujetos habían estado el viernes con Alice en una fiesta en el muelle, y que
luego se fueron juntos, pero era lo único que podía saber. Al levantar la vista
observé a los Sheppard, todavía abrazados y llorando en el sillón de
terciopelo. Mirando ambos el celular de Mary, seguramente con fotos de Alice.
De repente recordé lo que Tomy me quería mostrar en la sala de interrogatorio
número uno, su i-Phone, donde aparecían
las fotos de esa noche.
Corrí hasta el mostrador central de la
comisaría y pregunté por las pertenencias de Tomy Jonhsons, me dieron una bolsa
tipo Ziploc con el número 73629, que
contenía una billetera, un reloj Tommy Hilfinger y un i-Phone de última
generación. Tomé el celular, lo desbloqueé, eso aprendí al menos de la
tecnología, y busqué los archivos de fotografía. Había muchas imágenes en el celular,
ya saben cómo son los chicos de hoy, agarran su teléfono y estiran sus brazos
para auto enfocarse y sacarse fotografías. Encontré fotos del mar, la playa y muchas
de Tomy con Peter, hasta que encontré las fotografías de ellos con Alice. Lo
que habían dicho los jóvenes era verdad, habían estado bailando juntos en la
fiesta, también había instantáneas de ellos en la playa y hasta imágenes de
Alice besando a Tomy. Pero eran solo éstas fotos dónde salía Alice, después
volvían a aparecer imágenes de Tomy y Peter en una lancha y en un Porsche 911.
Eran las 12 de la noche y seguía sin
tener nada para inculparlos. Levanté nuevamente la vista hacia la sala de
espera y volví a observar a los Sheppard, bajé mi mirada y tomé la bolsita
Ziploc para guardar de nuevo el teléfono, la billetera y el reloj de Tomy, - un
momento!- me dije, me dí cuenta de algo,
tomé nuevamente el celular y volví a observar las fotos de Tomy, esta vez me
centré en observar la foto siguiente a la última que salía Alice, en esa imagen
estaban Tomy y Peter en una lancha, pero lo más interesante es que en el
asiento de atrás de la embarcación había algo rosa que me llamaba la atención,
hice zoom en la imagen y era un reloj de Hello Kitty, el mismo que tenía Alice.
Corrí hasta la sala de interrogatorio uno e increpé a Tomy, éste solamente me
sonrió y me dijo, ojalá la encuentres. Fui hasta la sala de interrogatorios
número dos, y hablé con Peter, su reacción fue parecida, pero no me sonrió,
bajó su mirada y dijo que quería un abogado, que a la chica la habían tirado en
el océano. Maldita justicia del hombre, no hay tiempo para un juicio, esos
padres necesitan encontrar a su hija, y yo también. Luego recordé lo que una vez
me dijo un hombre muy sabio: “a veces es necesario borrar lo que tenemos en la
mente y volver a enfocar un nuevo pensamiento, pero en menos de 10 segundos”.
Fue ahí cuando até cabos y me puse a pensar en Peter y su trabajo de alquilar
lanchas y de Tomy y el hotel de sus padres en una isla a unos kilómetros del
muelle.
Llamé a Blesing y pedí un helicóptero en
carácter de urgencia, también avisé a la guardia costera y a los barcos
pescadores que estuviesen cerca del muelle. Subimos al helicóptero y
rápidamente salimos hacia el muelle, al
llegar ahí cubrimos la ruta por sobre el mar hacia el hotel Johnsons, el océano
estaba muy picado y era muy difícil ver. El piloto del helicóptero sugirió
esperar hasta la mañana, solamente lo miré y dije que a lo mejor Alice no
tendría tiempo hasta la mañana, en ese instante Blesing dijo:
-
miren ahí, miren ahí! Sobre
la boya, algo se mueve-
Bajé la vista y con el reflector del
helicóptero apuntando a la boya observé un cuerpo moviendo las manos, era una
chica rubia de la contextura de Alice, el helicóptero bajó unos metros y
atándome una cuerda al cuerpo salté hacia el mar, caí a unos metros de la boya
y nadando me acerqué a la chica, ella me abrazó fuertemente y me dijo gracias.
Le pregunté si era Alice y ella dijo que si, que era Alice y que tenía frío y
que su papá se iba a enojar mucho. A pesar del frío y de la cara mojada sentí
que una lágrima rodaba por mi rostro.
En mi reloj eran las 02:44 de la mañana,
el helicóptero aterrizaba en la playa y Blesing, Alice y yo descendimos del
mismo, a unos 30 metros
estaban Donald y Mary. Nos acercamos a los móviles policiales y sentí cómo mío
ese abrazo que Donald y Mary le daban a su hija quién solamente se limitaba a
pedir perdón. La camioneta del comisario abrió sus puertas traseras y Alice se
introducía dentro de ella, luego su madre quién no soltaba a su hija por nada y
por último Donald. Antes de ingresar al auto, Donald se dio media vuelta y se
acercó hacia mi persona. Me dio la mano muy firmemente y me dijo “gracias,
muchas gracias”. Lo miré a los ojos y pensé: debo decir algo inteligente.
-
no es nada – expresé, otra
vez expuse algo estúpido, piensa rápido me dije, y volví a hablar:
-
-ella te debe la vida a vos.
Si no la hubieras obligado a ser la mejor nadadora de su colegio, seguramente
no hubiese sobrevivido en el medio del mar.-
Donald sonrió y me soltó la mano, se dio
media vuelta y subió al móvil. Lo observé, me tomé el pecho, aflojé mi corbata
y recordé a mi hija que estaba con mi ex esposa en otra ciudad. Metí la mano al
bolsillo de mi saco y saqué mi teléfono para llamarla, no tenía baterías. ¿Ya
dije que estoy cansado de que estos aparatos no den soluciones útiles y
compliquen la vida.?
Gabriel Moyano
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